Entrevistamos al barítono Carlos Álvarez

Hoy tenemos el honor de entrevistar en nuestro blog al barítono Carlos Álvarez, Premio Nacional de Música 2003.
El Regalo Musical ¿Cómo fueron sus inicios musicales?
 
Carlos Álvarez Cuando en el año 1973, con siete años, fui seleccionado para formar parte de la Escolanía del colegio público Gibraljaire, donde había comenzado el curso anterior la EGB, se inicia un periplo que, con la música clásica polifónica como base y sin casi percibir su contribución, me hará crecer vocalmente hasta que con dieciséis años (mismo cuerpo, voz parecida a la que luego desarrollaría) paso ya a formaciones vocales mixtas, para desembocar, definitivamente, con 19-20 años, en el Conservatorio de mi ciudad y en el Coro de Ópera de Málaga. Este aprendizaje «amateur» (en el mejor de los sentidos etimológicos, me ha gustado siempre cantar) fue, y sigue siendo, el mejor entrenamiento posible para una voz profesional.
 
 
 
E.R.M. Empezó la carrera de medicina, ¿qué hizo que se decantara por la música?
 
C.Á. Hacer compatibles, en el tiempo y en el espacio, dos carreras absolutamente vocacionales fue tarea ardua hasta que, llegado al 4º curso de la Facultad de Medicina de Málaga, tuve que elegir entre las prácticas médicas en el hospital o seguir, incipientemente, mis primeros pasos sobre escenarios líricos que abrían sus puertas (y su tradición y su conocimiento) a un joven recién salido del coro. Esas primeras oportunidades se dieron de la mano del desaparecido Luis Iturri (por aquellos años director artístico del Teatro Arriaga de Bilbao) y de Emilio Sagi (director entonces del Teatro Nacional La Zarzuela); luego los teatros internacionales comenzaron a requerir mis actuaciones y así, hasta llegar a 25 años como profesional. 
He de añadir que una circunstancia fundamental para que, tanto mis colegas de generación como yo mismo, pudiéramos asumir responsabilidades profesionales siendo aún muy jóvenes fue el espectacular auge tanto cultural como estructural de nuestro país en los últimos años 80 y los primeros 90: orquestas, agrupaciones musicales, teatros, auditorios…Todo era propicio para una generación respaldada por las ganas del público y la pericia e intuición de los responsables artísticos y culturales de la época.
 
 
 
E.R.M. En 2003 le fue concedido el Premio Nacional de Música, ¿qué supuso para usted recibir ese prestigioso galardón?
 
C.Á. Primero, sorpresa al entender que, con 37 años, mi actividad profesional como intérprete pudiera estar a la altura de ser considerada digna de reconocimiento institucional; inmediatamente después, un aumento de la responsabilidad tanto ética como profesional por lo que significaba estar en el punto de mira de los sectores que intervienen en este privilegio que supone mi trabajo; y, por último, aunque con desasosiego a pesar del tiempo pasado, la dotación económica que conlleva el premio (30.000€ en la época) sirvió para impulsar la creación de una malograda fundación que hubiera promovido el desarrollo de la lírica desde mi ciudad si los designios políticos no hubieran trastocado su ilusionante propósito.
 
 
 
 
E.R.M. ¿Qué consejos daría a los jóvenes estudiantes de canto?
 
C.Á. 1º Una exigente y cuidada formación. Aunque, desgraciadamente, esto no depende, la mayoría de las veces, ni de la aptitud ni de la cualidad vocal del alumno sino de la impericia y falta de visión real de muchos de los «profesionales de la enseñanza vocal» que crean falsas expectativas en alumnos que depositan no sólo su confianza, sino también su dinero (muchas, demasiadas veces, grandes emolumentos «en negro») en un círculo endogámico alejado completamente de la realidad profesional a la que, a posteriori, habrá de enfrentarse el futuro cantante. 
 
2º Una actitud abierta y consciente de lo que significa el hecho sustancial de este trabajo: movilidad, sacrificio, honestidad y rigor. La incertidumbre de un trabajo que depende no sólo de nuestro empeño y de nuestra voluntad sino, mayoritariamente, de la opinión de otros acerca del resultado de nuestra actividad trastoca intrínsecamente la noble aspiración de ser cantante para comprender que, finalmente, no todo el que lo intente terminará teniendo éxito. 
 
3º Hacer una observación sobre el mérito que supone, también, poder asumir 
responsabilidades colectivas (coros profesionales, por ejemplo, en vez de la individual del solista) con menor repercusión personal pero con igual preparación, actitud y resultado profesional.
 
 
 
E.R.M. ¿Le gustaría dedicarse a la docencia?
 
C.Á. Durante el tiempo de incertidumbre que supuso mi lesión vocal (por cierto, por si hay alguien que aún no lo sepa, una displasia severa del epitelio que recubre la cuerda vocal derecha más 3 pasos por el quirófano del hospital público Hospital Regional Universitario de Málaga, de la mano de mi ORL y amigo Ginés Martínez Arquero) tuve la oportunidad de asistir a algunos encuentros (la denominación de Clase Magistral no me gusta, cuando he de insistir yo mismo aún en el correcto uso de mis capacidades vocales como para «sentar cátedra» ante otros…) con alumnos y profesionales, transmitiéndoles así parte de mi experiencia, algún consejo profesional y pistas para que hagan un uso adecuado de sus herramientas. Resultado de todo ello: me apasiona, a la vez que aprendo, por el ejercicio de introspección que uno debe hacer para poder decir algo interesante al otro.
 
 
 
E.R.M. Usted está comprometido con la cooperativa Iniciativas Escénicas y Musicales, ¿cuáles son los objetivos de ese proyecto?
 
C.Á. Esta cooperativa aúna a una serie de profesionales de la gestión, producción y realización cultural que abarcan todo el espectro de las artes que tienen que ver con un escenario. Nuestro propósito es proponer un marco de actuación que fomente la actividad de los propios socios, la dinamización y gestión de espacios culturales, la producción conjunta de espectáculos y eventos y, también, crear corriente de opinión sobre los temas de la cultura de nuestra ciudad.
 
 
 
 
 
E.R.M. Realiza innumerables actuaciones en los más prestigiosos teatros de todo el mundo, ¿cómo se organiza?
 
C.Á. En mi caso, tengo la fortuna de pertenecer a un tándem de trabajo constituido por mi agente y asesor vocal, Alfonso García Leoz, y por mi mismo. 
La agencia recibe las peticiones y ofertas profesionales y, en decisión conjunta, una vez estudiada la idoneidad, adecuación y oportunidad del compromiso, se incorpora a la agenda, que plantea una previsión de, al menos, tres años de anticipación. 
Esta «pareja de hecho» funciona ya desde hace más de 24 años.
 
 
 
E.R.M. ¿Próximos proyectos?
 
C.Á. Finalizo en estos días mi participación en la 101ª edición del Festival de la Arena de Verona con el «Escamillo» de Carmen. Inmediatamente después, 26/7/14, Andrea Chénier en el Festival de Peralada. 
 
El inicio de la temporada 14/15 se abre con uno de mis debuts de este «curso»: Guillaume Tell, de Rossini, en Bolonia, en octubre, un mes que también traerá mi primera incursión en el Shakespeare verdiano Falstaff, esta vez en las carnes del protagonista, en mi ciudad, Málaga. En mi otra ciudad, Sevilla, reposición de Don Giovanni en noviembre y, siguiendo la senda de los «malos operísticos», otro nuevo para mi, el Barón Scarpia de la Tosca pucciniana, esta vez abriendo «stagione» en Génova, en diciembre. Volver a Oviedo, Viena y otros compromisos forman parte de una temporada intensa y excitante, espero que también para el público.
 
 
 
E.R.M. ¿Qué obra elegiría como regalo musical para nuestros lectores?
 
C.Á. Yo, que soy un ecléctico en cuanto a gustos musicales (sólo requiero, eso sí, una premisa fundamental: calidad y que me enganche), propondría una especie de cross-over que me gusta mucho: «LA CAÍDA DE LA CASA USHER», preludio instrumental, primero de los cortes del disco «Tales of mystery and imagination» de THE ALAN PARSONS PROJECT, basado en los cuentos de Edgar Allan Poe, una revisión de la obra homónima de Debussy, y que luego sigan escuchando el disco. Música rock de final de los setenta; no se arrepentirán. 
 
 
 
 
Disfrutemos de la maravillosa voz de Carlos Álvarez…
 
 
 
 
 
Agradecemos profundamente a Carlos Álvarez su  gran amabilidad y su tiempo para concedernos esta entrevista.

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