Tal día como hoy en 1737 fallecía el luthier italiano Antonio Stradivari, famoso por los instrumentos que fabricaba.
Existen numerosas teorías acerca de cómo fueron construidos. Muchos creían que el barniz usado por Stradivari se hacía con una fórmula secreta que se perdió al morir su creador.
Otra teoría señala que el período de frío extremo que sufrió Europa en los años en que Stradivari vivió, pudo ocasionar que los árboles que crecieron durante esa época desarrollaran una fibra más compacta y con una mejor calidad sonora.
Otra posibilidad podría ser la conocida teoría del árbol de Stradivari, la cual señala que el mismo Stradivari encontró un árbol dentro de un río; del enorme tronco de este árbol creó algunos de sus instrumentos. Se dice que la propia madera adquirió la vibración del río, lo que le da un sonido único e irrepetible.
La teoría que parece más acertada hasta el momento es la presencia de partículas metálicas muy pegadas a la madera, lo que podría sugerir que el maestro hizo un fino tratamiento a las maderas que usaba con disoluciones de sales metálicas, lo cual habría conferido a sus instrumentos la fuerza y riqueza de sonido que tanto se aprecian.
El director de orquesta y violinista, Joshua Bell, posee uno de los, aproximadamente, 600 violines Stradivarius que se conservan hoy en día. El violín en cuestión, que lleva por nombre Gibson ex Huberman, por su anterior pertenencia al violinista polaco Bronisław Huberman, le costó a Bell cerca de 3,5 millones de dólares.